Madrugá del Viernes Santo en Sevilla, es especial para todo cofrade y más si es de Sevilla, pero en Triana se vive muy especialmente. Sale su Rey y su Reina. Les hablo de Cristo en su Tercera Caída, mientras un soldado romano montado a caballo le pide que se levante y siga caminando, mientras detrás su Madre vive con la Esperanza de no perderlo.
Este Cristo es el vecino más antiguo de la Calle Pureza, calle cofrade del barrio más cofrade de la tierra de María. Sus costaleros son cirineos porque lo ayudan cada vez que cae al suelo con esa pesada cruz en su hombro.
Señor de Triana y de los Marineros, más quisiera ser cirineo para ayudarte a cargar esa cruz por tu camino de la amargura. Más quisiera ser uno de esos costaleros-cirineos que te llevan por tu barrio y por esta Sevilla que te quiere y te espera cada Madrugá del Jueves al Viernes Santo para verte por sus calles.
Cada devoto tuyo llora al verte, porque realmente han visto a Dios. Eres la divinidad personificada en la persona, Señor de Triana.
La primera vez que te ví en esa Iglesia de Triana llamada como la madre de tu Madre María, pero que es como una catedral para tu barrio, me lleno de gozo y alegría. Tu expresión de dulzura y serenidad, iluminan los corazones de aquellos que te miran, Señor de las Tres Caídas. Tu barrio te espera a las puertas de tu "casa" en esa calle llena de pureza y devotos por cada balcón y esquina, por cada rincón y ventana.
Señor de Triana, Señor de las Tres Caídas, volverás por la mañana a tu barrio, pero tu barrio te esperará como siempre para despedirte hasta el próximo año.