Hoy es Jueves Santo, jueves de pasión y muerte, porque salen el Nazareno con su cireneo y un Cristo que sufre una Buena Muerte teniendo a los piés a su Madre de la Amargura y un discipulo que no se va de su lado, pese al peligro puede tener estar a su lado. Sale una Reina con un cielo de estrellas que lo cobija y una Reina con una manto verde como la Esperanza que tiene cualquier madre por su hijo enfermo.
Desde la Encarnación al Salvador, desde una avenida llamada como un rey hasta otra con el nombre de un continente, se vive un Jueves Santo con emoción y pasión, por ver al Señor andando con su Cruz en su hombro, o crucificado en una Cruz ante la mirada de su madre y su discipula amado. Porque hoy es Jueves Santo, es nuestro Jueves Santo, es el Jueves Santo sexitano.
En la mañana del Jueves Santo, son prisas, nervios a flor de piel y últimos preparativos para salir a la calle en una estación de penitencia que ha estado preparando muchos y muchos días, semanas o meses. En el "tinglao" de la Encarnación, muchos curiosos y hermanos entran y salen para ver los dos tronos que portan a Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, Virgen que no saldrá sólo hoy, mañana, Viernes Santo también saldrá a vivir con tristeza y acompañar a su Hijo muerto en el Sepulcro.
En el Salvador, San Juan y la Esperanza ya están preparados, esperando la hora fijada para su salida. Señor de la Buena Muerte con su Madre de la Amargura y San Juan están ya en el trono que portaran sus horquilleros y que está adornado de esa flor roja como la sangre derramó Cristo en esa Cruz de Salvación. En otro lado del templo, María Santísima de la Esperanza espera con su mirada fija su salida en su trono ante la mirada de unos pocos hermanos que se encuentran en el templo, orgullosos de un gran trabajo hecho.
Cinco y cuarto de la tarde, ha llegado el momento de la salida. Ahora, más que nunca, los nervios están a flor de piel, pero la sangre fría es necesaria en este momento más que nunca. Sale el Señor con esa Cruz que porta en su hombro izquierdo, ayudado por un pobre hombre de Cirene, bajo la vigilancia de un soldado romano. Detrás, su Madre con ese manto negro de estrellas, con el cual protege a su pueblo, ese pueblo que esperará mañana su bendición.
Mientras, en el Salvador, comienza a salir la Cruz Guía de la Cofradía de San Juan, con filas de penitentes, de jóvenes penitentes que acompañan a su Cristo de la Buena Muerte por las calles de esta tierra que llegaste hace más de veinticinco años. Vas a acompañado de su Madre, María Santísima con la advocación de la Amargura y por San Juan el Evangelista, ese discípulo suyo que nunca te abandonó. Seguido a Él, va Nuestra Señora de la Esperanza portada por sus horquilleros vestidos de traje azul marino mientras en momentos de su discurrir por las calles de esta Almuñécar Cofrade, le gritan "Esperanza, guapa, guapa, guapa".
Tres Caídas, tres caídas padeció en su camino al Calvario, o fueron más, pero da igual las que sean porque hay están sus horquilleros cirineos, que lo ayudarán a levantarse y seguir su camino.
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