Salud en tu Gran Amor, Señor, es lo que tienes. Salud por tu madre que te sigue y que lleva va repartiendo salud entre aquellos que la ven, como tú Gran Amor aquellos que te quieren.
Te despojaron una tarde de domingo en esta Almuñécar Cofrade, que llegaste hace ya un poco de más de 15 años, Señor del Gran Amor. Te despoja un sayón y un centurión romano te vigila y porta tu sentencia de muerte.
Mientras, tu Madre, detrás, con esos ojos azules como el mar de esta tierra milenaria, te llora porque te va a perder, pero no sabe que pronto estarás de nuevo, con tu resurrección en el nuevo día, dentro de una semana.
Tarde de Domingo de Ramos, Jesús con la advocación del Gran Amor, se encuentra en la Xª estación del Vía Crucis. Está siendo despojado de sus vestiduras por un sayón, se encuentra con la cabeza baja, preparado para el momento de la Crucifixión. Su "barrio" lo espera al pie del Callejón del Silencio. Ese barrio con nombre de Arcángel y conocido por su fortaleza árabe-cristiana.
Detrás, su Madre, María de la Salud, portada por esas mujeres que lo llevan con gran devoción a su "Reina", Reina del Domingo de Ramos sexitano, Reina de la Salud, no llores porque ellas te consuelan.
No llores más Reina, que nos da mucha pena verte llorar así, Madre. Más quisiera poder consolarte María de la Salud. Sales de un templo con nombre de lo que es tu Hijo, Salvador. Salvador del Mundo, Mesías que va a morir en la Cruz por nosotros, y para redimir al Mundo.
Quisiera acompañarte Reina y Señora por todo recorrido y consolarte, como limpiarte esas lágrimas que caen por tu mejilla.
Quisiera también, mitigar ese dolor que tienes, Señor, en este momento tan duro. Quisiera ser costalero tuyo para portarte por esta Almuñécar que sigue y te acompaña por cada esquina, calle o callejuela de la ciudad.
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