Acaba de terminar una de las tradiciones más arraigadas de nuestra cultura y de nuestra tierra, como son las Cruces de Mayo.
El origen de esta tradición, según parece, fue cuando Santa Elena encontró la cruz donde Cristo murió. Según cuenta la leyenda, el emperador Constantino I el Grande, se enfrentó a los bárbaros y lo venció, después de colocar al frente de su ejército una cruz. Esa cruz la mandó construir, después de qué Cristo tuvieran una visión en el cielo en la que se le apareció brillante la
Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, "In hoc signo vincis" que significa "con esta señal vencerás".
Enseguida se hizo bautizar al cristianimos y mandó edificar iglesias, además de enviar a su madre, Santa Elena a buscar la cruz original donde murió Cristo a Jerusalén. Santa Elena la encontró en el Monte Calvario, donde había tres cruces ocultas y con sangre. Para saber cual era la de Cristo, colocó una a una las cruces sobre personas enfermas, e incluso muertos, que se curaban o resucitaban al tocar la cruz que había sido la de Cristo.
Volviendo a nuestros tiempos, en nuestra localidad esta tradición se había perdido un poco en los últimos años, pero este año gracias en parte a las cofradías ha renacido con fuerza. Desde hace años no se veía un ambiente así en la celebración de esta fiesta.
Es de agradecer el esfuerzo de tanta gente en labor de mantener y potenciar una fiesta tan conmemorativa como es ésta.
Almuñécar, sigue esta tradición muy arraigada en nuestra provincia, pero que es muy de Córdoba, a la cual se considera la capital de las Cruces de Mayo. Pero en nuestra capital, Granada, esta celebración se celebra con bastante participación en cuanto cruces.
Finalmente, quiero decir a todos esos jóvenes que mantengamos tradiciones como éstas por muchos años para que no se pierdan.