Ya pasó nuestra Semana Santa de este año. Un Semana Santa atípica por lo temprano en su celebración. Pero grande como todos los años.
En esta Semana Santa que la he vivido en dos ciudades o lugares distintos. Primeramente empecé en mi tierra sexitana, disfrutando de un gran Domingo de Ramos donde el sol brilló en todo lo alto del cielo y donde mi pueblo se echó a la calle a ver las dos cofradías que hacían estación de penitencia en este día. Por la mañana , la Burra o la Borriquita como la gente quiera llamarla cariñosamente, con sus numerosos niños vestidos de hebreos y sus palmas y olivos. Por la tarde-noche, el Despojao con sus dos pasos de estilo "granaino" y sus ideas nuevas para una Semana Mayor, un poco falto de ellas.
Maravilloso trabajo de los costaleros y de las costaleras. Cada año van a más en su andar por las calles de nuestro pueblo. Llenan calles de gente que disfruta del discurrir de esta hermandad. Hermandad humilde pero con gran fervor a sus sagrados titulares.
Ya llegamos al Lunes Santo. Este lunes que por primera vez en mi vida no lo pasé en mi tierra bimilenaria, primera vez que ví otra gran Semana Santa, más concretamente, de la capital de mi provincia. Disfrute como un niño chico con zapatos nuevos, viendo pasar a esas cinco hermandades. Cinco, sí señor, cinco fueron las hermandades que salen en este día. Ví desde el Señor de Granada hasta el Sagrado Protector de la Ciudad. Desde la Virgen de la Luz hasta la Virgen de la Consolación. Sólo las ví una vez, pero mi sed cofrade se quedó saciado suficientemente.
Martes Santo, otra vez en la ciudad de la Alhambra. Martes de Esperanza de Risueño, nombre puesto después a este gran dolorosa ya que su nombre original era de las Tres Necesidades. Delante de ella su hijo, en su Gran Poder, cargando un dura cruz hacia su Calvario. Una saeta se escucha en una calle tan cofrade, calle que recorrió un emperador y se encontró una pequeña capilla con nombre de apóstol, San Matias. Para tí va esa saeta, Señor del Gran Poder. Antes de tí entra en Carrera Oficial, Cristo y el centurión romano Longinos atravesándole el costado, y detrás la Virgen de la Caridad desconsolada porque su hijo ha muerto. Finalmente, en este martes, Jesús por la calle de su amargura y María en su Soledad termina con estas dos advocaciones en dos cofradías diferentes este día.
Llega el miércoles y vuelvo a mi ciudad de Almuñécar. Me empiezo a preparar para el gran día que es mañana. Pero antes veo a Cristo perdonando a todos en su caída donde una mujer pura le limpía ese rostro ensangretado. Descendimiento y Alba, cofradía joven de un barrio antiguo, del más antiguo de todos los barrios sexitanos. Seguido, la oscuridad y el silencio se adueñan de esta tierra.
Expiración de Cristo en la penumbra de una noche donde la luna llena hace su aparición e ilumina su rostro muerto.
Tres días brillan más que el Sol. Uno de ellos es el Jueves Santo, pero en este día poco brilló el sol ya que la lluvía hizo su aparición. Pero en este día grande un milagro se produjo y mi Virgen,
Reina de Almuñécar y de este día, salió y devoción arrastró a su paso. Ella desconsolada y con siete dolores como siete puñales clavados en su corazón, sigue a su hijo, Señor de Almuñécar y
Nuestro Nazareno. Él carga una cruz pesada que lleva todos los pecados de este mundo. Con su
Buena Muerte y sus siete palabras, junto su madre en su Amargura y su discipulo amado, nos salva de este mundo. Pero con la
Esperanza de una pronto vuelta a la vida.
Esperanza de su madre y de todo sus hermanos.
Viernes Santo, viernes de Calvario y de "El Paso". La Virgen
vende su corona para salvar a su hijo. Pero no puede salvarlo y va en busca de Él para despedirse, acompañado de una mujer pura como
Santa Mujer Verónica y de un nuevo hijo como es
San Juan. Por la tarde en su
Piedad y Misericordia para todos aquellos que han despreciado al Señor.
Piedad y Misericordia de un barrio como es el de San Sebastián. Finalmente todo se acaba con su Santo Entierro y la Virgen, llamada en este momento de los Dolores y algunas veces en su Soledad, le acompaña al Sepulcro.
Pero el Sábado Santo a la medianoche, llega el momento de la alegría ya que ha resucitado y vuelve a estar entre nosotros con un Triunfo frente a la Muerte.
Así ha sido esta Semana Santa. Grande como todas.