Hoy, escuchando un programa cofrade en la radio, en el cual estaban haciendo balance de la pasada Semana Santa, he recordado este artículo, en el cual trato el tema de la autocrítica. La autocrítica es fundamental para crecer y para mejorar como personas, y en ámbito de las hermandades debe ser esencial. Es por ello, que aquellas personas que rigen los destinos de una hermandad, es decir, los miembros de su Junta de Gobierno, deben tener este juicio crítico en sus decisiones y hechos al frente de su gestión. Evidentemente debe ser un autocrítica sana, en la cual reconozcan sus fallos o errores, los asuman y se propongan corregirlos o atenuarlos, en la medida que sea posible.